Animales Fantásticos: Los Crímenes de Grindelwald
Fuente Cinematográfica Blancica @cineblancica |
En esta secuela del mágico mundo donde muggles y magos conviven entre bestias inusuales ¡Nadie come nada! Así que no tiene un #ProtagonistaCulinario. Como está ambientada en Inglaterra habrá referencias a tomar una taza de té pero no veremos a nadie bebiéndola.
Aparece un aliado de Newt frente a un plato de comida que ni prueba. No se aprecia bien qué es, quizás lasaña porque el efecto del hechizo lo distorsiona. Aunque esta escena comprueba que, hasta en el mundo mágico, el amor entra por la comida.
Los efectos especiales y las actuaciones son geniales porque refuerzan la fantasía de este mundo de magia.
Animales fantásticos veremos pocos y la historia no se centrará en ellos. No veremos aquellas largas explicaciones con fascinación de las bestias maravillosas: así como tampoco girará por los crímenes de Grindelwald, aunque la secuencia de escape es genial.
Abordará un cabo suelto del universo de Harry Potter pero que no necesariamente obliga a los espectadores a tener vista la saga anterior. Es una historia aislada, con algo de introducción de la primera entrega de Animales Fantásticos.
La verdadera acción de la cinta se desarrolla en el último tercio y quizás porque es un poco oscura en la cinematografía, puede parecer lento su desenlace. El ritmo del drama es sostenido y no abunda la comedia.
Es para mayores de 12 años por lo complejo de la información que revelan y alto contenido de diálogo. Tiene violencia mágica no sangrienta. No dicen groserías ni hay sexo.
Los fanáticos saldrán complacidos por reencontrarse con el mundo mágico de la escritora J.K. Rowling pero con más dudas que certezas.
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